Wall of Insanity es como ese amigo que te promete una fiesta épica en una mansión abandonada, pero al llegar solo hay dos tipos bailando la misma canción en loop. Es divertido por ratos, logra ponerte nervioso con su atmósfera y tiene un par de criaturas que de verdad te ponen los pelos de punta. Pero más allá de eso, no rompe moldes ni construye un muro sólido de terror.